Granada: cualidades nutricionales y beneficios para la salud

La Granada

La granada es una fruta muy rica que algunos han bautizado de «superfruta«. ¿Es cierto? ¿Es la granada una «superfruta«? ¿Tiene tantos beneficios para la salud su consumo como para ser considerada como tal? Aquí, en la Medicinapedia, tiene la respuesta.

El árbol del granado

Vea este video acerca de las características y la historia del árbol del granado.

El granado (Punica granatum) no es un árbol grande. De hecho está catalogado como arbusto o árbol pequeño. Su altura puede llegar a ser de 5 metros, lo cual no es poco. Pero tampoco es un secuoya.

Originalmente se cree que estaba localizado entre Oriente Medio y la India (Irán –antigua Persia-, Afganistán, etc.), pero los fenicios, grandes comerciantes del Mediterráneo, lo llevaron hacia el oeste, hacia los países con los que comerciaban.

No lo llevaban para sembrarlo, sino para comérselo en las expediciones, porque gracias a su piel dura se conservaban muy bien durante bastante tiempo. Y recordemos que hace siglos los viajes no eran coger un avión y en cuestión de horas estar en la otra punta del mundo, rebosantes de jet-lag. No. Antaño los viajes podían durar semanas o meses.

Posteriormente los romanos y los árabes contribuyeron a que se extendiera aún más. Tanto que ya hay granados en Iberoamérica, en Sudáfrica e incluso han llegado hasta Australia.

La granada ¿cuándo está en su punto?

Vea este video que le aclarará cuándo es la mejor época del año para comer granadas:

El árbol florece a finales de la primavera y principio de verano, entre Abril y Junio. Pero las flores no se comen. Hay que esperar a que formen el fruto, cosa que hacen para Septiembre u Octubre. Ahí ya tendremos algo a lo que echar el diente.

Una curiosidad: los granos de la granada tienen dentro una pequeña pepita, que no se digiere. Es un ingenioso mecanismo de propagación de la especie: los pájaros se comen los granos de la granada –disfrutándolos porque están muy ricos-, pero no digieren la pepita. Por eso al posarse lejos de donde la comieron la defecarán, llegando la semilla al suelo, donde puede germinar y producir otro árbol.

No teman, que con ese mecanismo no les va a salir un hermoso granado en su cuarto de baño si se enganchan a comer granadas. Cuando producimos por ahí abajo cómodamente sentados en el retrete, water o inodoro, las pepitas se pierden por las cañerías.

¿Qué nutrientes tiene la granada?

Si como decíamos al inicio, muchos creen que la granada es una «superfruta» ¿será por la cantidad de nutrientes que aporta? Vea en este video el análisis nutricional de la granada.

Lo primero que hemos de saber es que la granada no es como el cerdo: de ella no se aprovecha todo. De hecho, la porción comestible de la granada sólo representa el 35% de su peso. Un pelín más que un tercio. Mucho desperdicio.

¿Cuánta energía nos proporciona la granada? Porque sabemos que las frutas son fuente de hidratos de carbono –energía para nuestra actividad física diaria-, además de proporcionar vitaminas y minerales.

Pues con sus 7,5 gramos de hidratos de carbono por cada 100 gramos de fruta (la parte comestible, es decir, un montón de granos de granada que pesen 100 gramos) nos proporciona 34 Kcal para quemar y extraer fuerza y vigor de ellos. Poca cosa. No da para una maratón, ni de lejos.

Si la granada tiene tan poca “chicha” hidrocarbonada, y proteínas tiene muy pocas (0,7 gramos) y grasas aún menos (0,3 gramos), ¿dónde se va todo su peso? Pues en algo muy importante: ¡en agua!

Casi el 90% de la granada –de su parte comestible, recuerde- es agua. Ventaja enorme para nuestros mayores: comiendo granada se hidratan, ellos que no son grandes amigos de beber agua.

Vale. Macronutrientes no tiene para regalar.

Pero ¿cómo viene de micronutrientes?

Ya sabe que los micronutrientes son las vitaminas y los minerales. Siendo estos dos grupos el teórico punto fuerte de la fruta, ¿cómo está de dotada la granada respecto a ambos?

Empecemos con las vitaminas. Con la más típica asociada a las frutas: la vitamina C.

Pues de esta vitamina no es que tenga para tirar cohetes. Sólo nos aporta 5,7 miligramos por cada 100 gramos de granada que comemos. Para situarnos, la misma cantidad -100 gramos comestibles- de naranja nos proporciona más de 50 miligramos (10 veces la cifra de la granada) e idénticos 100 gramos de kiwi nos aportan unos suculentos 94 miligramos de vitamina C.

Por ahí no van sus ventajas. Porque tampoco nos aporta ácido fólico ni vitamina B12. Tiene poca vitamina A y poca vitamina E, y en el grupo B tampoco destaca.

Desilusionados con las vitaminas.

¿Qué podemos decir de los minerales?

Pues que tampoco nos van a solucionar la partida. Tiene potasio (275 miligramos, no está mal, es bueno para prevenir los calambres en las personas que tienen niveles bajos en sangre), un poco de calcio y de fósforo, algo de magnesio y cantidades bajas de hierro, yodo y selenio.

Seguimos sin poder tirar esos cohetes.

Algo bueno: la granada tiene mucha agua pero poco sodio, así que no nos dará problemas si padecemos de hipertensión arterial.

Ya vemos que tampoco los minerales destacan especialmente.

Por tanto no podemos vivir sólo a base de granadas.

Es una fruta muy rica en cuanto a sabor (aunque esto es subjetivo) y muy hidratante. ¿Es aconsejable su consumo? ¿Nos aporta beneficios para nuestra salud? ¡Por supuesto!

Usted se estará preguntando: “¿Cómo?”.

Le adelanto un detalle: además de lo comentado hasta ahora, las granadas contienen unos compuestos químicos que son los que le dan ese “plus” que, no es que les convierta en “superfrutas”, pero sí les hace tener beneficios para la salud de aquellos que las consumen.

Veamos, de forma seria y sin afirmaciones que no estén soportadas por unas evidencias de peso, cuáles son estos beneficios…

Beneficios para la salud del consumo de granada

Expulsar las lombrices intestinales.

Aunque no haya tenido nunca lombrices intestinales, le interesa ver este video que deja clara la utilidad de consumir granadas para erradicar estos parásitos:

Este primer beneficio seguramente le extrañe un poco. Sobre todo en países desarrollados, donde las lombrices intestinales han disminuido mucho su incidencia. Porque sí, la granada es fantástica para expulsar del intestino a la tenia (o solitaria) y a otras lombrices intestinales que nos pueden parasitar.

Pero ojo, que lo mejor para estas lombrices no son los granos que nos comemos. Lo mejor para expulsar a estas lombrices viene en la corteza y los tabiques internos de la fruta. Exacto. Eso que no comemos y que tiramos a la basura.

¿Por qué expulsan a las lombrices? Porque contienen unos productos químicos llamados alcaloides (de nombres muy complejos; se los dejo aquí para su deleite, pero por supuesto, se le olvidarán nada más haberlos leído: pseudopelletierina, pelletierina, isopelletierina y pseudoisopelletierina) y también llevan algunos taninos.

Ambos –taninos y alcaloides– resultan especialmente asquerosos y repelentes para las lombrices. Es ver llegar por el intestino el desfile de taninos y alcaloides procedentes de la corteza y tabiques de la granada, y las lombrices salen pitando por nuestro ano. Bueno, pitando no. Pero las expulsamos, que es lo importante.

Estos compuestos químicos están también en los granos de la granada, pero en mucha menor concentración, con lo que puede que la tenia o las lombrices intestinales que tengamos dentro los soporten.

No se preocupe. Hay medicamentos que echan a patadas las lombrices, así que la granada no es la única solución al problema.

Usos tradicionales: alivio del dolor de garganta, aumentar la orina…

Como no me gusta el término de «medicina alternativa«, porque o es medicina o no lo es, aquí le cuento los posibles usos que se han propugnado en la medicina tradicional no científica para la granada:

Se ha usado la granada como tratamiento de enfermedades en medicina no científica (me niego a llamarla “alternativa”). Por ejemplo, para aliviar el dolor de garganta en forma de zumo de granada silvestre que se deja fermentar, o como diurético suave para favorecer la emisión de orina.

Como pasa con todos los remedios fitoterápicos: si funcionan –que no todos lo hacen- son útiles para el manejo de síntomas de intensidad leve o moderada.

No deje de consultar a su médico cuando tome productos de fitoterapia. Seguro que le aconsejará bien si debe seguir tomándolos o ha de añadir tratamientos más potentes para sus dolencias.

La granada y la fertilidad

No deje de ver este vídeo si le ha picado la curiosidad y quiere saber si la granada tiene alguna utilidad para ayudar a tener hijos:

Otro supuesto beneficio del consumo de granadas es un ejemplo de lo mucho que ha evolucionado el saber médico (por suerte).

En la antigüedad la granada se asociaba a la fertilidad por el motivo tan poco científico de que tenía muchas pepitas. El razonamiento era: si ingiero fruta con muchas pepitas tendré más probabilidad de preñarme (más bien, de que me preñen) muchas veces.

Afortunadamente hoy en día los tratamientos de fertilidad se llevan a cabo con fármacos de eficacia contrastada, evitándole a la mujer tener que atiborrarse a granadas.

El consumo de granada y el cáncer.

El cáncer es una enfermedad que puede matarle. Hay muchos tipos (mama, cuello del útero, útero, colon, estómago, esófago, pulmón, próstata…) y se ha dicho que la granada puede evitar su aparición. Vea este vídeo para descubrir qué hay de cierto en esa afirmación:

Otro potencial beneficio. Y es uno que está actualmente muy de moda, de hecho se suele mencionar en todas las páginas webs, blogs e incluso artículos de prensa que hablan de la granada. Me refiero a las teóricas propiedades anti-cáncer de la granada.

¿Protege la granada de padecer cáncer? ¿Es una solución para evitar el cáncer? ¿Qué hay de cierto en la afirmación de que aquellos que coman muchas granadas no van a tener cáncer? Veamos…

Es cierto que hay muchos artículos en la literatura médica que relacionan los compuestos polifenólicos de la granada (que, no olvidemos, están en mayor concentración en la piel y en los tabiques -que NO ingerimos-, y en menor cantidad en los granos -que son lo que comemos-) con efectos sobre los mecanismos de transformación de una célula normal en una cancerígena.

Pero estos efectos se han observado en el laboratorio, bañando células cancerígenas –algunas de ratón, otras de líneas celulares humanas de cáncer de colon, de próstata, de mama…- en las sustancias concentradas de la granada. Por lo tanto dan pistas, pero los resultados de estos experimentos no son extrapolables a comer granadas por boca, digerirlas y absorberlas más o menos en nuestro intestino.

También es cierto que el aceite de semillas de granada contiene ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados beneficiosos, en especial el ácido EPA (eicosapentaenoico), que es un conocido antioxidante anticarcinogénico. Pero no son los granos de la granada comidos en vivo, es el aceite preparado con las semillas, esos trozos pequeños que vienen dentro de los granos y que no absorbemos.

Por eso no podemos asumir como cierto el argumento de que comer granadas hace disminuir el cáncer.

  • Primero, porque hasta ahora no hay estudios en personas con la suficiente potencia para demostrarlo.
  • Y segundo, porque como hemos dicho, las evidencias recogidas lo han sido en grupos de células en el laboratorio o en animales de experimentación. Amén de que las partes que contienen los mejores compuestos son las que NO nos comemos.

¿Quiere eso decir que el consumo de granada no tiene ningún efecto positivo en la prevención del cáncer?

En absoluto. No piensen que soy un aguafiestas. Me limito a proporcionarles la información científica disponible hasta la fecha. Y con la información en la mano hay que ser prudentes.

¿Cuál es mi opinión personal al respecto?

Mi opinión –subjetiva– es que es muy beneficioso comer granada por sus efectos antioxidantes. Pero no se puede decir que prevenga el cáncer. Puede que lo haga, pero aún no lo sabemos.

Antioxidación para deportistas

Si es usted deportista, vea este vídeo. Le dará alguna receta práctica para que el consumo de granada le ayude en su práctica deportiva:

Las personas que hacen mucho deporte (estoy hablando de deporte muy intenso, no de darse un paseo diario, que es sanísimo) ponen a su cuerpo a funcionar excesivamente. Somos hombres, no gacelas, aunque muchos se empeñen en parecerse a ellas.

Estos excesos se pagan. De forma inmediata, en forma de oxidación de nuestro cuerpo. Porque el funcionamiento del motor a tan altas revoluciones como demanda el deporte intenso genera muchos productos metabólicos que pueden dañarnos. Son las sustancias oxidantes.

¿Cómo se contrarrestan? Con antioxidantes, como su nombre indica.

Una dieta rica en frutas y verduras tiene muchos antioxidantes. Y la granada, concretamente, contiene muchas sustancias polifenólicas que tienen un gran efecto antioxidante. Por eso la granada tal cual, o mejor, tomada en forma de zumo, es muy buena para los deportistas.

Se estará preguntando: “¿Qué diferencia hay entre tomarse dos granadas de forma normal, tomándose los granos, o ingerirlas en forma de zumo, si son la misma fruta?”. Pues hay diferencia. Y muy importante.

Cuando ingerimos los granos de la granada quitamos la piel y los tabiques leñosos que los separan. Y sabemos que es en estas zonas no comestibles donde la concentración de polifenoles y taninos es mayor.

Por eso los zumos son más antioxidantes que los granos aislados. Porque al exprimir la granada aplastamos los tabiques leñosos, que sueltan esos compuestos antioxidantes que luego ingeriremos.

Así que ya sabe: un buen zumo de granada después de un ejercicio intenso (y después de cualquier ejercicio) puede ser muy beneficioso.

Riesgos para la salud del consumo de granada

Pensará usted: “¿Cómo va a tener riesgo comer granadas, si son naturales –bueno- y son frutas –mejor todavía-?”. Pues hágame caso. Tiene un riesgo. Se lo cuento en este vídeo:

Los divertículos intestinales son unas pequeñas dilataciones de la pared del intestino, -para que se los imagine: son como los globos que hacemos cuando masticamos chicle- que pueden inflamarse, produciendo dolor. En su origen está muy vinculado el estreñimiento.

Pues los comedores de granadas tienen un riesgo si ya padecen de divertículos.

¿Recuerdan lo que les comenté de las pepitas que defecaban los pájaros? Pues la persona con divertículos corre el riesgo de que estas pepitas, al llegar al tramo final del intestino grueso se atasquen en la boca del divertículo, cerrándolo.

Dentro de ese divertículo cerrado se acumularán heces con bacterias, que producirán más residuos, sólidos y gaseosos. Por eso lo que consiguen es inflamar más el divertículo, hinchando el contenido de su interior que incluso puede llegar a estallar. Si se rompe ese divertículo, se llenará nuestra barriga de gérmenes, con lo que tendremos una peritonitis.

Recetas saludables con granada

  • Ingrediente adicional en las ensaladas: pelar media granada y echar los granos en la ensalada.
  • Zumo de granada: exprima en el exprimidor el jugo de 2-3 granadas. Se le puede añadir una naranja, para aumentar su contenido en vitamina C.
  • Mermelada de granada: con los granos de granada, azúcar y un poco de limón (y a los que les guste, con un poco de canela) se hace una mermelada muy sabrosa.

Resumiendo:

Para resumir: la granada es una fruta muy sana, pero no es milagrosa. No podemos decir que nos proteja de padecer un cáncer, aunque tiene papeletas para hacerlo, en forma de sus compuestos activos.

Consúmala –siempre que no tenga divertículos– fresca, en zumo o en salsa o mermelada, y disfrute de sus beneficios para la salud.

Recuerde: cuanto mejor nos alimentemos, mejor salud tendremos.

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