¿Sabía usted que la glándula mamaria no permanece igual durante toda la vida de la mujer? ¿Sabía que, además de sus variaciones de tamaño, en su interior también transita por etapas distintas?
¿No lo sabía? Pues si lee esto tendrá toda la información a su alcance. ¡Merece la pena, ya lo verá!…
Pero antes vea este vídeo de una intervención mía en un programa de televisión hablando acerca del funcionamiento de las mamas:
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Mama madura o inmadura: introducción a un nuevo concepto
El cáncer de mama es uno de los tumores más frecuentes que puede padecer la mujer (y el hombre, aunque en el varón es muy poco frecuente), y es el más temido. Esto lo saben todas las mujeres.
Pero lo que no saben muchas mujeres es que sus mamas no son órganos estáticos. Las mamas, que son los órganos de la lactancia, son estructuras que se modifican enormemente a lo largo de la vida de la mujer. Empiezan como órganos inmaduros y luego madurarán, no por la edad, sino condicionadas por ciertos acontecimientos biográficos.
Aquí tiene una afirmación que se ha de grabar a fuego en el cerebro:
el estado de maduración de la glándula mamaria tiene una enorme importancia en el riesgo de padecer un cáncer de mama.
De modo que a toda mujer le compensaría leer esta página de la Medicinapedia®.
Sé que ahora mismo, si es usted mujer –porque no creo que muchos varones estén leyendo esto, aunque deberían- estará usted pensando: “¡Qué esta diciendo el Doctor Daniel González! ¿Es que mis mamas no son siempre iguales, más allá del tamaño? ¿Qué es esto de que maduran?”.
Ya mismo paso a resolver esas razonables dudas. ¡Vamos a por ello!…
¿Mis mamas son como la fruta, que han de madurar?
Lo de la “maduración” de la mama solo tiene en común con la maduración de la fruta el nombre. En el caso de la glándula mamaria la “maduración” es un concepto que engloba a sus células y a su dinámica interna. No es una cuestión de tamaño.
Todas las mujeres saben que sus mamas en el momento del nacimiento están muy poco desarrolladas y que empiezan a ganar tamaño cuando en la pubertad tienen lugar las primeras menstruaciones. Luego alcanzan su volumen final sobre los 20-25 años de edad.
En ese volumen final (con las oscilaciones normales, debidas a que la glándula mamaria se hincha cerca de la menstruación –esto forma parte del síndrome premenstrual– y vuelve a su tamaño habitual 5-7 días después de haber tenido la regla) se mantendrán toda la vida, excepto que la mujer tenga un embarazo.
Porque en el embarazo las mamas crecen mucho, y se mantienen así mientras la mujer da lactancia natural a su bebé. Recuerde: la glándula mamaria es el órgano de la lactancia en los mamíferos.
Haya embarazos o no, cuando la mujer pierde sus menstruaciones –etapa que se denomina menopausia y posterior climaterio, sus mamas perderán volumen y se adelgazarán, quedando más fláccidas. Como “vacías”.
Esta es la evolución de la mama “desde fuera”. Pero no tiene nada que ver con la evolución “desde dentro”. El crecimiento que le he descrito sólo se refiere al tamaño, pero además del tamaño cambiarán las características de las células que componen la glándula mamaria. Ese será el proceso de “maduración” que voy a tratar de explicar aquí…
¿Por qué es importante el estado de madurez de la mama?
Decimos que la maduración no tiene que ver con el tamaño. Acontece a nivel celular, microscópico. Por eso he de explicarle brevemente cómo se dividen las células de nuestro cuerpo para que vayamos creciendo y mantengamos todos nuestros órganos en perfecto funcionamiento.
La base de todo es el proceso por el que, de una célula madre, se originan dos células hijas exactamente iguales a la madre. Dicho proceso se llama “mitosis”.
La mitosis tiene cuatro fases, que forman un ciclo:
- Fase “M” o de división de la célula progenitora.
- Fase “G1” o primera fase de reposo activo y reparación de errores.
- Fase “S” o de duplicación del ADN de las células hijas.
- Fase “G2” o segunda fase de reposo activo y reparación de errores.
En las fases “M” y “S” el ADN se está separando (son dos hebras juntas, complementarias) y copiando. Dado que el ADN es la biblioteca de información de la célula, la transmisión fiel de esta información es vital.
Visualice unos monjes antiguos que recibían el manuscrito de un libro y lo copiaban múltiples veces para aumentar su distribución –hoy en día todo esto es digital, con las imprentas-. Pues imagine que alguno de esos monjes mete la pata y copia una página desordenadamente. Ese ejemplar, cuando dé lugar a sus copias, originará libros incomprensibles, porque sus páginas estarán desordenadas.
Para evitar eso debía de haber monjes supervisores que se asegurasen de que no se cometían errores. Me lo imagino, pero no lo sé, porque yo no estaba allí.
Donde sí hay este sistema de supervisión y reparación de errores es en el interior de la célula: son las fases “G1” y “G2”.
Hay que revisar todo lo hecho en las fases “M” y “S” y corregir los errores que se hayan podido producir, para no darle a las células hijas la información equivocada. Esos errores serían las “mutaciones”.
El ciclo celular que le acabo de describir también tiene una fase, la fase “G0”, en la que la célula está en reposo inactivo. Se queda como “congelada” y no está haciendo nada: ni se divide ni se repara. Esta fase es muy segura. Es un descanso del estrés que supone estar todo el día dividiéndose.
Con lo de “proceso cíclico” que le comenté al mencionar las fases del ciclo celular me refiero a que las células están siempre en movimiento (unas células de unos órganos más que las de otros):
- Desde la fase “M” a la “G1”;
- Desde la “G1” a la “S”;
- Desde la “S” a la “G2”,
- Luego vuelta a la fase “M”, y así toda la vida.
Pero no todas las células del cuerpo hacen este movimiento, este ciclo celular, a la misma velocidad.
Hay muchas células que pasan la vida dividiéndose muy rápido (por ejemplo, las de la mucosa –piel interna- que recubre el interior del intestino, o las de la médula ósea que fabrican las células de la sangre) y otras que no se dividen nunca o casi nunca (como las neuronas o las células del hígado –siempre que éste no sufra alguna agresión o alguna amputación por parte del cirujano-).
Por tanto, cuanto más se dividan las células de un órgano determinado, cuantas más veces transiten por las fases “M” y “S”, mayor riesgo tendrán de sufrir una mutación.
Aquí entra el concepto de “madurez” o de “inmadurez” de un tejido u órgano. En nuestro caso, de la glándula mamaria.
Simplificando mucho:
- Las mamas cuyas células se están dividiendo mucho serán “inmaduras”.
- Las mamas cuyas células se están dividiendo poco serán “maduras”.
¿Le ha quedado claro? Si no es así, vuelva a leer despacio este epígrafe. Porque este conocimiento del ciclo celular es vital para entender todo lo que viene a continuación.
Igualmente vital es que usted conozca la estructura de la glándula mamaria. No me refiero a su forma y a que tiene un pezón más o menos grande y más o menos oscuro (últimamente pueden tener hasta piercings en ellos). Eso es el aspecto externo.
Necesitamos saber cómo está formada la mama en su interior. Es lo que vamos a ver justo a continuación…
La estructura de la glándula mamaria humana
Las mamas son los órganos de la lactancia. No me cansaré de decirlo. De acuerdo, también son órganos sexuales secundarios, pero su función principal, la que explica la razón de su existencia, es la lactancia.
Y dado que la lactancia es el suministro de alimento en forma de leche al bebé en sus primeros meses de vida, la estructura de la glándula mamaria ha de estar diseñada para este fin. Y lo está.
Lo importante de la glándula mamaria no es lo que se ve y lo que le da forma. Es una estructura par, situada en el pecho, recubierta por piel -como el resto del cuerpo-, rellena de grasa –como grasa hay rodeando en forma de panículo adiposo el resto del cuerpo-, y que tiene unos elementos de anclaje para mantenerla más o menos firme (los ligamentos de Cooper). Esto no es lo mollar. Lo mollar es su estructura glandular, la responsable de la producción de la leche.
Imagine un racimo de uvas. Con sus ramas, sus rabillos y las uvas al final, gordas y llenas de líquido. Pues parecida es la estructura de cada una de las partes que forman la glándula mamaria.
Tiene unos conductos que desembocan en el pezón y que, hacia el interior de la mama, se van ramificando. Terminan en estructuras glandulares, los lobulillos mamarios, cuyo trabajo es producir la leche. La leche que se crea en los lobulillos es conducida por los conductos hasta el exterior cuando la mujer esté dando de mamar a su bebé.
Esta estructura de conductos y lobulillos es la que irá variando a lo largo de la vida de la mujer. En tamaño, sí, pero también en velocidad de división de las células que la componen (la velocidad de tránsito por el ciclo celular que hemos visto antes).
Lo hará en distintas etapas. Veamos la primera…
Etapa 1 – Primera fase inmadura: entre el nacimiento y la primera menstruación
Al nacer la mama masculina y la femenina se parecen mucho. Simplemente son unos brotes muy pequeños debajo de los pezones. No hay sistema de lobulillos productores de leche, y los conductos son milimétricos, muy rústicos y elementales.
En estos primeros años las células de la glándula mamaria se dividen muy poco. Lo justo para mantener su número. Pero sin crecer. Eso ya vendrá más adelante.
¿Qué peligro tiene la mama en esta etapa? Que al pasar muy poco por las fases “G1” y “G2” de reparación de posibles mutaciones, si éstas se producen –por ejemplo, cuando irradiamos las mamas no desarrolladas en tratamientos de radioterapia torácica en niñas con un linfoma– dichas mutaciones se quedarán en las células mamarias hasta la pubertad. La presencia de estas alteraciones del ADN en las células de la glándula mamaria harán aumentar el riesgo de la niña de padecer un cáncer de mama cuando aún sea una mujer joven.
Así están las mamas inmaduras en su primera fase, entre 10 y 12 años en el caso de la mujer (en el caso del varón permanecerán más o menos así). Son los 10-12 años que median entre el nacimiento y la aparición de la primera menstruación: la menarquia.
El cambio importante que marca el final de esta primera fase de inmadurez de la mama es el hecho de que se pongan a trabajar los ovarios de la niña, produciendo hormonas femeninas: estrógenos y progesterona.
Estas hormonas femeninas, los estrógenos y la progesterona, van a ser los estímulos para que la glándula mamaria crezca y sus células se pongan a dividirse. Con ello llegamos a la segunda etapa…
Etapa 2 – Segunda fase inmadura: entre la primera menstruación y el primer embarazo
La segunda etapa en la que la mama crece mucho pero sigue siendo inmadura internamente se desarrolla entre el momento de la menarquia (la primera menstruación, cuando empiezan a funcionar los ovarios) y, si tiene lugar, el primer embarazo de la mujer.
A nivel de crecimiento, la mama desarrolla su sistema de conductos (crecen hacia adentro del tórax, alejándose del pezón, aprovechando que empieza a depositarse la grasa en el pecho que da volumen a la mama) y la parte más profunda de esos conductos empieza a cambiar, diferenciándose hacia las células que producirán realmente la leche, que se organizan en lobulillos. ¿Recuerda la estructura del racimo de uvas? Pues la mama, internamente, se parece mucho a esa distribución.
Este cambio viene motivado por las hormonas femeninas que producen los ovarios: los estrógenos y la progesterona. Ambas hormonas hacen crecer a las células de los conductos y de los lobulillos de la mama, hasta que a los 20-25 años la mama ya está en su estado de crecimiento final. ¡Ojo! Digo de crecimiento. No de maduración.
Porque la mama de la mujer joven que no ha estado nunca embarazada es una mama desarrollada, pero inmadura aún.
A nivel microscópico, en esta etapa las células se están dividiendo constantemente. Recuerde, pasando por el ciclo celular de “M” (dividirse) a “G1” (reparar los fallos de la separación de las células hijas), luego a “S” (duplicar el ADN de cada célula hija, que ya está preparada para ser madre), después a “G2” (reparar los fallos de la duplicación del material de ADN) y vuelta a empezar con la fase “M” en cada una de las células descendientes.
En esta segunda fase inmadura las agresiones a las células mamarias también son muy peligrosas: se están dividiendo mucho, con prisas para crecer. Por eso al alterarse alguno de sus ciclos celulares en forma de mutación, puede que las fases “G1” y “G2” no sean capaces de arreglar el daño al ADN. Si es así, ya tenemos mutado ese ADN, y ya empieza el riesgo de que a partir de esta mutación desarrollemos un cáncer de mama.
Usted, que seguro que ya está imaginando parte del resto de esta película, estará pensando: “No pasa nada. Porque aunque las células estén llenas de mutaciones, cuando lleguen a la madurez dichas mutaciones serán reparadas y… ¡solucionado!”. Siento decirle que no es así.
Si a los encargados de reparar las mutaciones en estos años de la segunda fase inmadura se les escapa alguna mutación sin ser reparada, aunque tengan lugar las etapas de maduración que ahora veremos, dicha mutación ya formará parte de la biblioteca de esa célula. Y por tanto nadie la reparará. Seguirá con dicha mutación incorporada para siempre como parte “normal” de su información genética. ¡Ese es el peligro de esta fase de inmadurez!
Así que ya estamos ansiosos por ver cómo son las fases de maduración ¡a que sí! Pues seguimos leyendo…
Etapa 3 – Primera maduración: el embarazo
En el embarazo hay una auténtica marea de hormonas femeninas. Estimulan a la mama a crecer mucho (los estrógenos) dividiéndose frenéticamente. Esto puede no ser bueno.
¿Cuándo no es bueno? Cuando ya portamos una mutación en los genes de las células de la mama. Al ponerse como locas a dividirse por el estímulo estrogénico del embarazo, las células mutadas pueden volverse locas y desencadenar la aparición de un cáncer de mama.
Seguro que habrán oído casos del tipo de “a la hija de la vecina le salió un cáncer de mama nada más embarazarse”, y habrán pensado: “¡vaya mala suerte! Ya es desgracia que el embarazo te produzca un cáncer de mama”. Pues no es así.
El cáncer de mama ya estaba latente antes del embarazo. La mutación ya se había producido en las etapas inmaduras anteriores. Lo único que hizo el embarazo fue hacer que el cáncer se disparase a crecer mucho, dada la cantidad de estrógenos que la mujer embarazada tiene en la sangre.
Este es también el motivo por el que en los primeros 10 años tras el primer embarazo aumenta el riesgo de padecer un cáncer de mama. Es el tiempo que se calcula que, si el embarazo ha estimulado a una mutación que ya existía en las células de la mama, se desarrollará un cáncer que podamos detectar.
Hasta ahora he hablado de los estrógenos. ¿Y la progesterona? ¿Es que me he olvidado de ella? ¡En absoluto! Es importantísimo su papel en el embarazo. De hecho, gracias a la progesterona, que también aumenta mucho en el embarazo, es esta etapa la primera de “maduración” de la glándula mamaria.
¿A qué me refiero con lo de maduración? A que en esta etapa, debido a la acción de la progesterona, las células de la mama “cambian”. No sólo crecen, sino que se diferencian.
Sufren una modificación clave en su ciclo celular (recuerde: la sucesión cíclica de fases “M”, “G1”, “S”, “G2” y vuelta a “M”). La modificación clave es que se alarga la duración del ciclo celular. Tarda más tiempo la célula en dar una vuelta completa. Y este aumento de la duración es a costa de aumentar el tiempo que la célula se pasa en fase “G1”.
Volvemos al símil de los monjes copistas. Sí, hay que copiar muchos más libros. Pero después de dividir las páginas del libro hay más tiempo para que el monje reparador “G1” repase todo el libro, en sus dos mitades, a ver si la división se ha hecho bien. ¡Eso pasa en la célula! Se divide en la fase “M”, pero al tener más tiempo de fase “G1”, se detectan con más frecuencia los errores que se hayan podido producir, en forma de mutaciones, y se reparan, con lo que se evitan muchas más mutaciones futuras.
Eso es madurar. Las células de los conductos y los lobulillos seguirán dividiéndose, pero ahora los mecanismos de seguridad han aumentado. Estamos más lejos de padecer un cáncer de mama.
Por eso los embarazos disminuyen el riesgo de la mujer de padecer un cáncer de mama. La razón es esta: sus células han madurado y reparan mejor las mutaciones que puedan aparecer.
Pero he hablado de DOS fases de maduración. La primera, esta: el embarazo. ¿Cuál es la segunda? ¡Lo acertó! La de la lactancia.
¡Vamos a ver cómo madura más la mama en la mujer que amamanta a su bebé!…
Etapa 4 – Segunda maduración: la lactancia
No hay lactancia sin embarazo previo. “Tremenda perogrullada” estará usted pensando. Y lo es. Pero se la digo para recordarle que estamos hablando de una mama que ya ha madurado en su primera etapa al alargar su fase “G1” del ciclo celular, con lo que le da más tiempo para reparar las mutaciones.
Pero son células, las de esta mama después del embarazo, que se siguen dividiendo. Y mucho. Y cuanto más se dividen, más probabilidad hay de que alguna mutación se escape a los mecanismos correctores de las fases “G1” y “G2”. ¿No hay manera de dejar un rato a las células sin dividirse?
¡La hay! Y es la que tiene lugar con la lactancia natural. De ahí lo de la “segunda maduración”.
¿Se acuerda lo que le comenté de la fase “G0” en la que la célula estaba parada, sin dividirse, sin hacer nada? Pues en todos los tejidos parte de sus células están en esta fase. Son las células de reserva, que vuelven a dividirse cuando se necesita. Es como el banquillo en los deportes de equipo: son jugadores que están sin jugar y se les hace saltar al campo cuando es necesario.
Pues la lactancia lo que hace sobre las células de la mama es aumentar la cantidad de ellas que están en este estado “dormido”, en esta fase “G0”. Al no estar dividiéndose, la probabilidad de que esa célula desarrolle un cáncer es nula. Porque para ello necesita estar dentro del ciclo celular.
Por eso es tan sana la lactancia natural para la madre en relación con el riesgo de cáncer de mama. ¡Lo disminuye mucho!, por el mecanismo de “sacar” células mamarias de su fase loca de estar dividiéndose todo el día y “meterlas” en una zona de descanso a que reposen y se relajen.
Pero no todas las mujeres tienen embarazos. Y no todas ellas dan lactancia natural a sus bebés. Eso nos deja tres tipos de mujeres en la mediana edad, en relación con el estado de maduración de las células de sus glándulas mamarias:
- Grupo 1: Las que tienen las células más maduras, después de embarazarse y lactar a sus bebés. Tienen muchas células en reposo, en fase “G0”, y el resto están medio-maduras, dividiéndose pero con la fase “G1” de reparación más larga, lo que aumenta la probabilidad de que reparen las mutaciones que se puedan producir.
- Grupo 2: Las que tienen las células medio maduras, porque aún teniendo hijos no les han dado lactancia natural. Lo de “medio maduras” hace referencia a que todas se están dividiendo con sus fases “G1” alargadas, pero no ha aumentado la proporción de células mamarias que están descansando en fase “G0”, porque no ha habido segunda etapa de maduración. No hay más jugadores en el banquillo.
- Grupo 3: Las que, independientemente de su edad, tienen las mamas inmaduras, porque no han tenido embarazos.
Vamos a hablar de las mujeres de este tercer grupo…
Etapa 5 – Mama que no ha madurado
Como si le estuviera oyendo. Está usted pensando:
“Vale. Me alegro por las mujeres que han tenido embarazos y han dado de mamar a sus hijos. Pero ¿cómo tengo las mamas yo, que tengo 40 años y no he estado embarazada?”.
Pues como hemos visto ahora mismo, usted está en el grupo 3.
Sus mamas se han desarrollado pero, aún con 40 años, sus mamas son inmaduras. Y por tanto no tiene ninguno de los beneficios en relación con a la protección frente cáncer de mama que tienen las mujeres que han tenido embarazos y que han dado de mamar a su hijos.
Y tiene otro riesgo añadido. Si tiene 40 años y ha tenido su primera menstruación a los 12 años lleva nada más y nada menos que ¡28 años! con las mamas inmaduras. Mamas que han estado dividiéndose constantemente y han sido sometidas potencialmente a múltiples agresiones que han podido desencadenar alguna mutación en su ADN.
De ahí que estas mujeres en la cuarta y quinta décadas de la vida que no han tenido embarazos son las que tienen mayor riesgo de padecer un cáncer de mama.
Siento decírselo, pero es así. La información siempre es necesaria para, entre otras cosas, poder planificar sus eventuales pruebas de diagnóstico precoz del cáncer de mama en base a su riesgo personalizado.
Vale.
Ya tenemos el perfil de los tres tipos de mamas adultas.
Pero ¿permanecen así para toda la vida, o todavía queda algún cambio? Pues acertó: todavía queda un último cambio. El que viene con la menopausia. Se lo cuento ipso facto…
Etapa 6 – Envejecimiento de la glándula mamaria a partir de la menopausia
Decíamos más arriba que las hormonas femeninas eran las responsables del crecimiento de la glándula mamaria. Durante la etapa fértil de la vida de la mujer están estimulando continuamente a sus células para que se dividan.
Pero los ovarios no duran para siempre, y en un momento determinado dejan de producir hormonas femeninas. Sabemos por una entrada anterior que esto determina la llegada de la menopausia y el climaterio.
En estos años finales de la vida de la mujer (que son muchos, alrededor de 30, ya que no olvidemos que la expectativa de vida de las mujeres está actualmente situada más allá de los 80 años, mientras que la edad media de establecimiento de la menopausia está en los 50 años) sus mamas, al no tener el estímulo de los estrógenos y la progesterona ováricos, van a atrofiarse.
¿Atrofiarse? ¿Qué significa esto? Que la glándula mamaria como ya no tiene que hacer su función de glándula –la producción de la leche- va a ir disminuyendo sus componentes. Los lobulillos (las uvas de nuestro símil) se arrugarán y disminuirán de tamaño (se convertirán en uvas pasas) y los conductos disminuirán de número y de tamaño. La mama se adelgaza y queda colgante porque conserva la grasa pero las estructuras glandulares se han atrofiado. Todo ello en una piel que ahora “sobra” y por tanto se arruga.
Usted pensará:
“¡Qué alivio! Si ya no hay divisiones, ya no hay riesgo de cáncer de mama”
Tiene su lógica, pero es erróneo. El cáncer de mama tiene su mayor incidencia en mujeres alrededor de los 60 años.
No es que se origine a esta edad. Probablemente la mutación inicial de estos tumores se haya producido 20 años más pronto. Pero es ahora cuando, en las divisiones lentas de mantenimiento de la glándula residual pueden aparecer como cánceres detectables.
Lo sé. Un rollo le acabo de meter. Debe estar usted mareada. Lo entiendo, pero la información creo que merecerá la pena.
Conocer cómo funciona la glándula mamaria es vital para entender todos los riesgos de padecer un cáncer de mama. Así que créame que esto es importante.
Recapitulemos lo visto…
Resumiendo:
- Las mamas son los órganos de la lactancia de los mamíferos.
- La glándula mamaria de la mujer no siempre está igual. Se desarrolla y madura.
- El desarrollo es igual para todas las mujeres: se forman las mamas a partir de la primera menstruación y crecen hasta los 20-25 años. A partir de la menopausia se “encogen” porque se atrofian.
- Lo que es distinto es la maduración de la mama. Es máxima en la mujer que da lactancia natural a sus hijos y es media en la mujer que no da de mamar pero sí ha tenido embarazos.
- La mama está inmadura toda la vida de la mujer que no tiene embarazos.
- Cuanto más madura es la glándula mamaria, menor es el riesgo de padecer un cáncer de mama.
Me encantó la información, y toda tu página web.
Muchas gracias por ser tan claro y dar una información tan certera
Te sigo desde ahora!
Me alegro de que te gusten los contenidos de la Medicinapedia, Gabriela.
Espero que los próximos sigan siendo de tu interés.
Un cordial saludo.