¿Ha oído hablar del síndrome de piernas inquietas? Probablemente si, porque ya el nombre es muy llamativo y curioso.
Pero se llame como se llame, las personas que lo padecen no están contentas con él. ¿Qué es este síndrome y a qué se debe? ¿Que notan las personas con piernas inquietas? ¿Cómo se puede diagnosticar este síndrome y cuál o cuáles son sus tratamientos?
Vamos a verlo todo con detalle a continuación. Acompáñeme…
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¿Qué es el síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas es un trastorno neurológico. Por lo tanto, aunque se mueven las piernas, el defecto está a nivel de los nervios. Y no solo de los que llevan la información de movimiento, también de los que recogen información de sensibilidad.
Esta alteración nerviosa provoca sensaciones extrañas en las piernas que producen mucha inquietud a la persona que la padece.
Los síntomas, que veremos luego, siguen un patrón circadiano: es decir, que se modifican con la fase del día. Los síntomas empeoran por la noche, lo cual es una verdadera lata, porque compromete la calidad del sueño y del descanso.
Si conoce usted a alguien con el síndrome de piernas inquietas probablemente tendrá la curiosidad de a qué tipo de personas es más probable que afecte esta condición. ¡Descubrámoslo!…
¿A quiénes afecta con más frecuencia el síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas es más frecuente en mujeres que en varones. Por cada varón que lo tenga habrá dos mujeres que lo padezcan.
Una excepción a esta distribución de sexos se da en los niños (sí, los niños pueden tener piernas inquietas): en los niños es más frecuente en varones.
Es importante tener en cuenta que el síndrome de piernas inquietas puede ser hereditario, aunque no está cuantificado en qué medida. Lo que sí está claro es que en las familias en las que hay elevado número de miembros con síndrome de piernas inquietas a estas personas se les manifiesta a una edad más temprana que los casos sin vinculación hereditaria.
Viendo que puede heredarse, seguro que ha aflorado en usted la curiosidad de saber qué causa este síndrome. Satisfagamos esa curiosidad…
¿Cuáles son las causas del síndrome de piernas inquietas?
El síndrome de piernas inquietas puede no tener causa conocida. Se etiqueta entonces como “idiopático” o “primario”.
Así lo diferenciamos del síndrome “secundario”: aquél que tiene una o varias causas conocidas:
- La deficiencia de hierro que causa la anemia ferropénica.
- Varios medicamentos, que su médico conoce y que le indicará si el beneficio es mayor que el riesgo potencial de que desarrolle usted un síndrome de piernas inquietas.
- La insuficiencia renal crónica, en la que los riñones no funcionan bien. Cuando se soluciona este fracaso de ambos riñones con un transplante renal el síndrome de piernas inquietas desaparece.
- El embarazo, debido a la frecuente deficiencia de hierro (ya sea real o simplemente por aumento del volumen de sangre)
Seguro que le choca esto de que el embarazo puede desencadenar la aparición de un síndrome de piernas inquietas. Pues sí. En 1 de cada 4 embarazadas puede aparecer este síndrome. De forma más frecuente, al final del embarazo, en el tercer trimestre.
Es importante tener clara una cosa: si usted ha padecido de síndrome de piernas inquietas en alguno de sus embarazos esté en guardia, porque tiene un riesgo mayor de padecerlo más adelante en su vida.
Ahora que ya sabemos algunas de las causas que pueden desencadenar un síndrome de piernas inquietas, veamos qué ocurre dentro del cuerpo, en las estructuras nerviosas, de las personas que padecen este síndrome…
¿Qué pasa dentro del cuerpo de la persona con el síndrome de piernas inquietas?
Describamos primero el control nervioso de las piernas. Comienza en el cerebro, desciendo por la médula espinal, por el sistema piramidal, y llega hasta los músculos de las piernas por medio de nervios. Hasta ahí, todo normal.
La zona del cerebro que controla la movilidad de esa pierna manda el estímulo nervioso hasta ella para que se mueva. La sustancia química, el neurotransmisor que lleva este mensaje es la acetilcolina.
Si la pierna se está moviendo demasiado hay un primer mecanismo de control para que deje de moverse tanto: el arco reflejo que va desde la pierna a la médula espinal y sin subir al cerebro, da la vuelta y vuelve a la pierna a decir que ya basta de tanto moverse. Lo hace estimulando los músculos opuestos a los que se están moviendo, a ver si así la cosa para. No suele hacerlo.
Necesitamos un sistema inhibidor más potente. Este sistema está también en el cerebro. La información baja por unas vías paraespinales, que tienen como mensajero o neurotransmisor a la dopamina, no a la acetilcolina.
De modo que cuando la pierna se mueve mucho estimulada por la acetilcolina, el cerebro envía la dopamina a apagar el incendio.
Eso en personas sin el síndrome de piernas inquietas.
En las personas que tienen el síndrome está funcionando el sistema de la acetilcolina, estimulando a que las piernas se mueva, pero no funciona el sistema “apagafuegos” de la dopamina, con lo que no somos capaces de pararlas.
En todo este berenjenal de neurotransmisión se ha visto que tener el hierro bajo (una de las causas que ya sabemos que puede desencadenar el síndrome de piernas inquietas) favorece que haya menos dopamina, con lo que también hace que predomine la acetilcolina con el efecto movilizador que estamos viendo.
Así que ya ven. Todo depende del equilibrio entre las neuronas espinales encargadas de mover las piernas, con su acetilcolina, y las neuronas paraespinales encargadas de que dejen de moverse, con su dopamina.
Esto es importante para explicar los tratamientos que usamos en el síndrome de piernas inquietas, pero antes de eso vamos a ocuparnos de los síntomas de esta condición. Se los cuento…
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de piernas inquietas?
Ya puede usted sospechar, por el nombre del síndrome y por lo que acabamos de comentar de lo que pasa dentro del cuerpo, que uno de los síntomas principales del síndrome de piernas inquietas es la necesidad urgente de mover las piernas que tienen las personas que lo padecen.
Este movimiento de piernas ocurre durante el día, cuando se está sentado o tumbado, y también durante la noche. Al ser así, la persona duerme mal y descansa poco, con lo que estará medio dormida durante el día (síntoma que se llama somnolencia diurna).
No es un síntoma, pero es un dato que ayuda en el diagnóstico, saber si hay en la familia de la persona con piernas inquietas otros parientes que también sufren del síndrome.
Con estos síntomas ya podemos llegar al diagnóstico, que se hace de una forma un poco más reglada, con criterios. Se los cuento…
¿Cómo se diagnostica el síndrome de piernas inquietas?
Hay 4 criterios esenciales para diagnosticar a una persona de síndrome de piernas inquietas:
- Ha de sentir una necesidad urgente de mover las piernas, debido a que percibe sensaciones desagradables en ellas.
- Esas sensaciones desagradables aumentan en reposo, cuando se está sentado o tumbado.
- Las sensaciones desagradables se alivian moviendo las piernas, caminando o estirándose. Por eso lo de piernas inquietas.
- Los síntomas empeoran al atardecer y por la noche.
No es criterio diagnóstico, pero es muy esclarecedor que a la persona se le practique una analítica de sangre y se valore el estado del metabolismo del hierro. Tendrá la ferritina en sangre baja, que es el reflejo de los depósitos de hierro del cuerpo.
Una vez diagnosticado el síndrome de piernas inquietas, ¿qué hacemos para combatirlo? Terminamos con esta parte, siga conmigo…
¿Cuál es el tratamiento del síndrome de piernas inquietas?
Sabiendo cuál es la base neurológica de este trastorno se explicará usted perfectamente los medicamentos que su médico puede prescribirle para tratar de controlar los síntomas del síndrome de piernas inquietas:
- Puede prescribirle gabapentina, que es un medicamento antiepiléptico (aunque usted no tenga epilepsia) y por su mecanismo de acción hace que las neuronas que llevan la acetilcolina que excita la movilidad de los músculos de la pierna trabajen menos.
- Puede prescribirle medicamentos que se usan para tratar la enfermedad de Parkinson (aunque usted no tiene Parkinson) porque esos medicamentos aumentan la dopamina que ya sabemos que inhibe esos movimientos de las piernas inquietas.
- Puede prescribirle otros medicamentos llamados dopaminérgicos que hacen que aumente su dopamina y por tanto disminuyan los movimientos descontrolados.
Además de estos medicamentos su médico le aconsejará que evite la cafeína, la nicotina (el tabaco) y el alcohol.
Y si le hace la analítica de sangre y tiene usted el hierro bajo, le prescribirá un suplemento de hierro que, recuerde, ayudaba a la dopamina a disminuir la movilidad de las piernas.
Así podrá usted controlar su síndrome de piernas inquietas y dormir mejor. Porque es muy molesto tener los síntomas floridos y sufrirlos todos los días. Lo saben bien los que padecen este trastorno.
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