Mucha gente tiene miedo de los teléfonos móviles. Tienen grabada a fuego en la cabeza esta relación: teléfonos móviles y cáncer. Piensan que los teléfonos móviles producen cáncer. De cerebro, porque los acercamos a la cabeza. De testículo en el varón, porque los llevamos en el bolso del pantalón, cerca de los genitales.
El miedo se extiende a las antenas de telefonía móvil. Temen vivir cerca de una antena repetidora. Incluso temen pasar cerca de una.
¿Está justificado este miedo? Además de por contagio de otros, ¿tiene alguna base racional? ¿Ha estudiado la ciencia la eventual relación entre teléfonos móviles y cáncer?
Entremos de lleno en todas estas preguntas, a ver qué descubrimos…
Teléfonos móviles y cáncer: ¿De dónde viene la tendencia a unirlos?
Llevamos muchos años hablando por el teléfono fijo de nuestro domicilio. Sin ningún miedo de que al hacerlo nos estemos poniendo en riesgo de padecer un cáncer.
El teléfono móvil lleva más de un cuarto de siglo entre nosotros. Y desde el principio sembró dudas acerca de si su uso es seguro para nuestra salud. Por eso se ha investigado en muchos estudios científicos si existe relación entre teléfonos móviles y cáncer.
Una salvedad. Los primeros teléfonos móviles no tienen nada que ver con los que portamos ahora en nuestros bolsos y bolsillos. Por eso a la hora de consultar literatura médica y científica hay que tomarse la molestia de averiguar con qué tipo de teléfonos se han hecho los estudios. Porque si no lo hacemos nos podemos llevar sorpresas, no siempre agradables.
El cáncer es una enfermedad temida por casi todo el mundo. Se le teme porque mata mucho. Pero no hay una sola enfermedad. El cáncer comprende más de 200 tipos distintos de tumores y cada uno de ellos está en una etapa de desarrollo determinada. Por eso no se puede generalizar.
Lo que nos pone en riesgo de padecer un cáncer de pulmón puede que no tenga ninguna incidencia a la hora de desencadenar un melanoma, y lo que nos puede abocar a padecer un cáncer de mama puede no tener nada que ver con los factores de riesgo que hay que evitar si no queremos padecer un cáncer de pene.
Pero llegamos al teléfono móvil. Un teléfono sin cable y que, por tanto, tiene que emitir nuestra voz (y traernos la voz de nuestro interlocutor) vía ondas. Todo lo que supone “ondas” volando por el aire es susceptible de ser vinculado con el cáncer. Y se hace, con lo que aparece la relación teléfonos móviles y cáncer.
Pero no todas las ondas son iguales. El sonido está formado por ondas, y nadie dice que estar todo el día rajando con la vecina del quinto nos vaya a producir un cáncer de oreja (ni a ella, lenguaraz como pocas, le va a aparecer un cáncer de lengua).
¿Por qué pensamos que las ondas del teléfono móvil nos pueden poner en riesgo de padecer un tumor maligno? ¿De qué tipo son estas ondas? ¡Vamos a verlo!…
Las radiaciones producidas por los teléfonos móviles
Los teléfonos móviles funcionan por medio de ondas electromagnéticas. Su fantástico smartphone emite y recibe radiaciones electromagnéticas.
Espere… ¡Radiaciones!… ¡Eso suena a peligrosísimo! Y ¡encima son “electromagnéticas”, que suena más peligroso todavía! Así es lógico que la gente piense que la relación teléfonos móviles y cáncer es real.
Pues no. No es lógico. Al menos dicho así.
Porque las radiaciones electromagnéticas de los teléfonos móviles (o de la televisión digital terrestre y sus múltiples canales; o de las redes Wi-fi con la que nosotros y la mayoría de nuestros vecinos navegan por Internet; o las redes Bluetooth con las que nos comunicamos con el coche, o nuestro ratón y nuestro teclado se comunican con nuestro ordenador…) son radiaciones, es decir, energía, que NO produce directamente daños al ADN de nuestras células, porque no son radiaciones ionizantes.
No estoy diciendo que sean inocuas y que no causen ningún efecto. Ahora veremos este aspecto. Lo que estoy diciendo es que por ser no ionizantes NO causan directamente mutaciones en el ADN de la célula. Por lo tanto, directamente no producen cáncer.
Seguro que está ya en modo suspicaz, pensando: “Este Doctor Daniel González se está cubriendo las espaldas. Dice mucho lo de ‘directamente’, así que debe de haber gato encerrado”. Pues no lo hay. Digo tanto lo de “directamente” porque intento siempre ser preciso.
Las radiaciones electromagnéticas no producen la ionización de los compuestos químicos que forman el ADN, pero no dejan de ser energía que entra en nuestro cuerpo, en nuestras células. Algún efecto sí que hacen. ¿Cuál es este efecto? El efecto de las radiaciones electromagnéticas de los teléfonos móviles es “vapulear” las moléculas del agua que tenemos dentro de nuestro cuerpo. A las moléculas del agua las alteran produciendo la formación de unas sustancias muy reactivas: los radicales libres.
Estos radicales libres, a lo largo del tiempo, producen su efecto oxidante en las células, con lo que estimulan el envejecimiento de las mismas (de ahí que las sustancias antioxidantes se usen en la medicina anti-edad, pero hablaremos de esto otro día). Y no sólo envejecen. También esos radicales libres pueden lesionar el ADN con lo cual pueden, indirectamente, generar una mutación que acabe en un cáncer.
A diferencia de las radiaciones ionizantes, muy energéticas, que rompen la molécula del ADN y crean la mutación de forma inmediata, las radiaciones electromagnéticas son muy lentas en su efecto de alterar el ADN celular a través de los radicales libres. En esta lentitud se da tiempo para que los mecanismos reparadores de la propia célula y las sustancias antioxidantes que comamos eviten el daño al ADN celular.
Por eso las radiaciones electromagnéticas de los teléfonos móviles, a nivel teórico, es difícil que puedan originar un cáncer. Lo que no quiere decir que lo originen o que no lo hagan. No improvisemos en este tema de teléfonos móviles y cáncer. Veamos lo que dicen los estudios médicos al respecto…
Teléfonos móviles y cáncer: estudios que los relacionan
Obviamente es raro que vinculemos un melanoma de la planta del pie con el uso de los teléfonos móviles. Le cuento este ejemplo extremo para delimitar de qué estamos hablando: la relación teléfonos móviles y cáncer no se ha establecido con todos los tumores malignos que podemos padecer. Sólo con unos pocos. Vamos a verlos uno por uno:
1.- Teléfonos móviles y cáncer de cerebro
La relación de teléfonos móviles y cáncer en lo que respecta al cáncer de cerebro es controvertida. Está claro que si algún cáncer ha de estar relacionado con el uso del teléfono móvil ha de ser el cáncer cerebral. No parece que haya relación, ya que no parece haber un mecanismo plausible ni la incidencia de cáncer de cerebro ha ido pareja al aumento exponencial del uso del teléfono móvil en el siglo XXI.
El estudio más completo llevado a cabo hasta la fecha, llamado estudio Interphone de la IARC (Asociación Internacional de Investigación acerca del Cáncer) no encontró relación entre los gliomas o los meningiomas (tumores cerebrales) y el uso de teléfonos móviles, aunque los estudios fueron suficientes para descubrir una relación si ésta existiera.
2.- Teléfonos móviles y cáncer de la sangre: leucemia linfocítica crónica y linfomas.
En la relación entre teléfono móvil y cáncer de la sangre, en su forma de la leucemia linfocítica crónica o en forma de cánceres de las defensas como son los linfomas, los estudios científicos (pocos) han encontrado resultados contradictorios. No podemos concluir que estén vinculados, a día de hoy.
3.- Teléfonos móviles y cáncer infantil
Tampoco encuentran relación los estudios médicos entre teléfono móvil y cáncer infantil, en sus formas de leucemias infantiles o de tumores cerebrales infantiles.
4.- Teléfonos móviles y cáncer de parótida
En el estudio Interphone antes mencionado hubo pocos datos relativos al cáncer de parótida como para poder vincular este tumor maligno con el uso de teléfonos móviles.
Mi consejo particular
Los teléfonos móviles no se han relacionado de forma definitiva con el cáncer. Con ningún tipo de cáncer. Pero eso es lo que se ha investigado hasta ahora.
De acuerdo que los teléfonos inteligentes actuales no tienen nada que ver con los “zapatófonos” de hace 30 años. Ni en tamaño ni en el tipo de energía que utilizaban. Pero siguen usando radiación electromagnética. Y no debemos abusar de ningún tipo de radiación, por precaución básica.
Por eso puede seguir usando sin miedo su teléfono móvil. Pero debería usted hacerlo con cabeza (no es lo mismo que “con la cabeza”, no he pretendido hacer un juego de palabras ingenioso). ¿A qué me refiero con esto de uso inteligente del teléfono móvil? A unas pocas reglas básicas:
- Regla 1: No deje el teléfono móvil en manos de niños y adolescentes. Es importante evitar que estén todo el día con el móvil pegado a la oreja. Recuerde que sus estructuras corporales están en formación y en crecimiento, dividiéndose mucho sus células. Toda radiación que evitemos a estas edades, mejor que mejor.
- Regla 2: Haga llamadas cortas. De que el teléfono emite radiaciones electromagnéticas no ha de tener duda. Vea cómo está de colorada su oreja cuando se pasa una hora con el móvil pegado a ella. Roja y caliente. Eso ha sido la radiación. Por eso acostúmbrese a hacer llamadas lo más cortas posible. Su oreja se lo agradecerá (y su cuenta corriente, si no tiene usted una tarifa plana de móvil).
- Regla 3 (que está vinculada con la regla 2): Si tiene que hacer una llamada larga use el altavoz del terminal o póngalo en manos libres conectado por Bluetooth a algún dispositivo con amplificación de sonido (por ejemplo, el sistema de audio del coche). Tener la prevención de alejar su móvil de usted cuando va a estar horas hablando le puede ahorrar muchos problemas de salud.
Resumiendo
- A día de hoy no podemos afirmar que el uso de los teléfonos móviles esté relacionado con el cáncer.
- Evite que los niños y adolescentes estén todo el día con el móvil en la oreja.
- No haga llamadas largas, si puede evitarlo.
- Si no puede hacer llamadas largas acostúmbrese a usar el manos libres, alejando el terminal de su oreja.
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