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La vitamina C ¿qué es?
La vitamina C, de forma semejante a lo que ocurre con la vitamina A, no es un único compuesto químico. El término “vitamina C” engloba todas las sustancias químicas que tienen la misma actividad que el ácido L-ascórbico.
Es soluble en agua, y por eso -como veremos más adelante- se puede perder cuando lavamos los alimentos, principalmente vegetales, que la contienen o los hervimos con agua.
Es una vitamina esencial, ya que los humanos no la podemos fabricar por nuestros propios medios y tenemos que incorporarla con los alimentos (o con suplementos vitamínicos o medicamentos).
Ya que no la fabricamos, ¿podemos pasar sin ella? ¿Hace algo importante en nuestro cuerpo la vitamina C? ¡Vamos a verlo!…
¿Para qué sirve la vitamina C?
No podemos vivir sin vitamina C. Es muy importante para varias funciones que nuestro cuerpo tiene que llevar a cabo. Vamos a enumerarlas e inmediatamente después las veremos, una a una:
- Colabora en muchas reacciones químicas del cuerpo
- Tiene efecto antioxidante
- Ayuda al hígado a eliminar sustancias tóxicas
- Participa en el manejo del hierro en nuestro cuerpo
- Ayuda a nuestras defensas a trabajar
Veamos esta primera función de la vitamina C: la de colaborar en reacciones químicas importantes del cuerpo…
Colabora en muchas reacciones químicas del cuerpo
Nuestro cuerpo es un enorme laboratorio donde se están produciendo reacciones químicas en todo momento. Y al igual que en un laboratorio químico, en el cuerpo se necesitan muchas sustancias que participen en dichas reacciones.
La vitamina C es un participante fundamental en muchos de estos procesos. Sin la ayuda de esta vitamina estas reacciones químicas no se podrían producir, con el daño correspondiente a nuestra salud.
Vamos a ver tres procesos en los que la vitamina C juega un papel primordial:
- La fabricación del colágeno
- La fabricación de la carnitina
- La fabricación de algunas hormonas
Empecemos con el colágeno y la importancia de la vitamina C en su producción…
1) Producción de colágeno
El colágeno, muy usado últimamente en las cremas de cosmética y cuidado de la piel, es una proteína que tenemos por todo el cuerpo.
Está formando parte del armazón necesario para que nuestro cuerpo tenga la forma que tiene y se aguante de pie, en vez de ser una montaña desperdigada de órganos y carne.
Este colágeno forma fibras que dan solidez a los huesos, a los dientes, a los cartílagos, a los ligamentos, incluso a los finos tabiques que no vemos entre los músculos y los órganos. Son como el esqueleto de un edificio.
Para que se fabriquen estas proteínas de colágeno es muy importante el concurso de la vitamina C, de tal manera que si no tenemos vitamina C en el cuerpo (recordemos: no la fabricamos nosotros, así que me refiero a no comer ningún alimento con vitamina C) nuestro colágeno se fabricará mal, o no se fabricará.
¿Qué consecuencia puede tener que nuestras proteínas de colágeno disminuyan y estén mal trenzadas? Una enfermedad, felizmente erradicada en el primer mundo, que es el escorbuto, y que veremos más adelante.
Estamos en la parte de descubrir qué papeles tiene la vitamina C en el cuerpo, y dentro de ellos en su participación en la producción de elementos importantes para el funcionamiento de nuestro cuerpo. Vamos a hablar de otro: la carnitina…
2) Producción de carnitina
Uno de los combustibles del cuerpo, además de la glucosa, son los ácidos grasos. Y estos ácidos grasos, para que proporcionen energía han de ser “quemados” en el interior de nuestras células.
Dentro de cada célula hay unos laboratorios químicos especializados en la quema de estos ácidos grasos para obtener energía: las mitocondrias.
Pero hay un problema: los ácidos grasos de cadena larga son muy grandes, y para que se introduzcan dentro de la mitocondria se necesita una grúa que los meta allí. Esa grúa es la carnitina.
La carnitina se fabrica en nuestro hígado. Y para su fabricación, ¿adivina usted qué sustancia química es muy importante? ¡Acertó! La vitamina C.
Sin esta vitamina C se fabricará menos carnitina, con lo que el proceso de obtención de energía a partir de los ácidos grasos, vital en nuestras actividades de duración larga, se verá alterado, repercutiendo en nuestro rendimiento.
Pero la vitamina C no solo participa en la producción eficaz de elementos de sostén y en la obtención de energía. También tiene un papel importante en la fabricación de mensajeros internos del cuerpo. ¡Vamos a ver a qué me refiero con esto!…
3) Producción de hormonas
Todo el mundo ha oído hablar de la adrenalina, esa sustancia química que tiene múltiples usos en el cuerpo, por ejemplo cuando nos ponemos estrenados, nerviosos o agresivos.
Pues esa adrenalina, para fabricarse a partir de otro neurotransmisor, la dopamina, necesita que alguien esté supervisando y ayudando en esa reacción química. Ese ayudante es la vitamina C, que no sólo participa en la formación de adrenalina, sino en la del resto de catecolaminas.
Como ve, esta vitamina C es un colaborador de primera para que tengan lugar reacciones químicas importantes para el cuerpo. Pero ¿su trabajo se queda ahí?
Ya supone usted que no. Hay más funciones en las que la vitamina C tiene una enorme importancia. Relacionada con las reacciones químicas que tienen lugar en nuestro cuerpo está su función antioxidante. ¡Vamos a ver un poco más en profundidad de qué se trata esta función!…
Tiene efecto antioxidante
Ya hemos visto que en nuestro cuerpo tienen lugar millones de reacciones químicas cada segundo de cada minuto de nuestra vida.
Esas reacciones químicas transforman unas sustancias en otras mientras se desprende o se absorbe energía. En el transcurso de las mismas se generan sustancias intermedias no deseadas, algunas de las cuales pueden tener efectos perjudiciales.
Una de estas sustancias intermedias perjudiciales para nuestro cuerpo son las moléculas con actividad oxidante.
¿Todos nos “oxidamos” por dentro debido a estas sustancias oxidantes? Pues sí, pero unos más que otros. La oxidación se acentúa con la edad (más tiempo de vida, y por lo tanto mayor número de reacciones químicas habrán tenido lugar en el cuerpo) y con el aumento de la actividad física (los deportistas, practicantes de deportes de resistencia, cuanto más extrema, más oxidados).
Otras vitaminas como la vitamina A, y la vitamina E tienen esta función antioxidante. Función que también desempeña la vitamina C.
Al ser soluble en agua, la vitamina C está fuera de las células y también dentro, con lo que es un antioxidante muy ubicuo. Por eso es tan importante incorporarla con los alimentos que comemos, especialmente en personas mayores y en deportistas.
Hay más funciones de la vitamina C. No hemos llegado ni a la mitad de ellas. Vamos a ver qué papel tienen en la eliminación de sustancias tóxicas del cuerpo…
Ayuda al hígado a eliminar sustancias tóxicas
El hígado tiene como una de sus funciones principales la eliminación de sustancias tóxicas que han entrado en el cuerpo o que se han producido dentro de él.
Muchos medicamentos que tomamos y muchas sustancias que pueden provocar diversos tipos de cáncer se van eliminando por el hígado, concretamente en sus sistemas microsomales. En el hígado se transforman químicamente para nadar mejor en el agua que contiene la sangre y llegar al riñón, donde se expulsan con la orina.
Para esta transformación de estos medicamentos y de esas sustancias tóxicas que pueden favorecer la aparición de un cáncer es muy importante que la vitamina C esté presente en las reacciones químicas que tienen lugar en el hígado. Sin el papel de esta vitamina C se llevarían a cabo menos transformaciones y por ello muchos medicamentos serían más tóxicos y muchos carcinógenos no serían eliminados.
Otro efecto de la vitamina C en el cuerpo es ayudar con el hierro. ¡Vamos a ver cómo lo hace!…
Participa en el manejo del hierro en nuestro cuerpo
El hierro es un elemento necesario para mantener una buena salud. Y ese hierro tenemos que obtenerlo de los alimentos que comemos. Para eso hemos de absorberlo por el intestino delgado.
La vitamina C aumenta la absorción intestinal de hierro, con lo que consigue que alimentos ricos en hierro nos aporten más cantidad. Por eso son buenos los cítricos en las comidas con hierro (por ejemplo, un postre de naranjas cuando comemos lentejas), por la vitamina C que contienen.
Pero el efecto beneficioso de la vitamina C sobre el hierro de nuestro cuerpo no se queda ahí. También ayuda a movilizarlo de sus almacenes en el cuerpo, especialmente la hemosiderina del bazo, con lo que es más ágil su traslado de los órganos de almacén a los sitios del cuerpo donde ese hierro puede ser necesario (por ejemplo, el interior de los huesos para fabricar glóbulos rojos).
¿Nos queda alguna otra función de la vitamina C antes de describir su viaje por el cuerpo? Si. La de ayudar a nuestras defensas. Vamos a descubrir más acerca de ello…
Ayuda a nuestras defensas a trabajar
Unas células encargadas de defendernos frente a microorganismos que pretenden infectarnos son los leucocitos y los distintos tipos de linfocitos (ambos se agrupan en la categoría de “glóbulos blancos”). Son nuestros soldados defensores.
Estas células han de ser muy activas para responder con celeridad ante la entrada de microorganismos extraños al cuerpo. Unos tipos de linfocitos y los leucocitos se “comerán” estas bacterias o producirán sustancias químicas que las ataquen, mientras otros linfocitos producirán anticuerpos para “marcar” estos bichos y que células más grandes, como los macrófagos, se los puedan comer.
Como tienen mucho trabajo, los leucocitos y los linfocitos han de llevar a cabo muchas reacciones químicas en su interior, y en muchas de ellas es necesaria la presencia de la vitamina C. Unas veces para que se puedan producir dichas reacciones. Otras veces para anular los elementos oxidantes que aparecen como resultado de tanta actividad.
Por eso los leucocitos son una de las células que más vitamina C acumulan en su interior. Eso, si pueden acumularla porque comemos alimentos que la contienen. Si no lo hacemos, nuestras defensas funcionarán peor al estar los linfocitos y los leucocitos cortos en esta vitamina.
Ya hemos visto la cantidad de funciones que tiene la vitamina C en el interior del cuerpo. Pero ¿cómo se mueve por él? ¿Cómo se absorbe? ¿Se almacena, y -si lo hace- dónde? Muchas preguntas a cerca del viaje de la vitamina C por el cuerpo. ¡Respondámoslas!…
El viaje por el cuerpo de la vitamina C
La vitamina C entra en el cuerpo por la boca, en algunos de los alimentos que comemos y que veremos luego. Consigue pasar por el estómago, resistiendo el ataque de sus ácidos, y llega a la primera parte del intestino delgado -concretamente el duodeno y los primeros centímetros del yeyuno– donde se absorbe.
Esta absorción de la vitamina C desde el interior del intestino delgado hasta la sangre es uno de los puntos de control que tiene el cuerpo para regular la entidad de vitamina C que hay en él. Porque no siempre se absorbe la misma cantidad de vitamina C:
- Si comemos pocos alimentos que la contengan, al llegar poca cantidad de vitamina C hasta el primer tramo del intestino delgado, éste la absorberá con avidez, introduciendo en la sangre hasta el 80-90% de toda la que hemos comido.
- Si comemos muchos alimentos que lleven vitamina C, o si tomamos mucha vitamina C contenida en complejos polivitamínicos, el intestino nota que llega demasiada y la deja pasar, absorbiendo mucho menos del 80-90% que habíamos comentado. En caso de ingestas de gramos de vitamina C puede que sólo se absorba un 10-15% de la que llega al intestino.
Con esto se consiguen mantener en la sangre unos niveles más o menos controlados, entre 0,4 y 1,5 mg/dL.
Una vez por la sangre, a diferencia de la vitamina A, la vitamina C no tiene almacenes corporales en los que almacenarse en espera de que se necesite su concurso. La razón de esto es que esta vitamina C no se consume en las reacciones químicas del cuerpo, quedando inútil, sino que somos capaces de regenerarla para volver a utilizarla. Una ventaja innegable.
La ausencia de órganos-almacén de vitamina C no quiere decir que en todo el cuerpo se encuentre en igual cantidad. En ciertos órganos del cuerpo hay más vitamina C que en otros. Los sitios del cuerpo en que más vitamina C tenemos son:
- En la hipófisis.
- En las glándulas suprarrenales (recordemos que participaba en la síntesis de la adrenalina, que se fabrica en la médula suprarrenal).
- En el páncreas.
- En los riñones.
- En los leucocitos (ya hemos visto su función en las defensas contra las infecciones).
- En el bazo (que está lleno de leucocitos).
- En los ojos.
- Y en el cerebro.
A la hora de deshacernos de la vitamina C utilizamos principalmente la orina (recordemos que es una vitamina hidrosoluble). Dentro del riñón, antes de enviarla a la vejiga donde espera a la micción para salir del cuerpo, tenemos un ingenioso mecanismo de control de la cantidad de vitamina C que eliminamos.
Simplificándolo: la vitamina C llega por la sangre al riñón, se excreta en el glomérulo renal, pero tiene la posibilidad de volver a la sangre en los túbulos, evitando su pérdida. Pero cuando hay mucha vitamina C en la sangre, el mecanismo de reabsorción tubular ya no puede recuperar más vitamina, y ésta se empieza a perder por la orina, evitando que tengamos una concentración demasiado elevada en el plasma.
Para todos estos viajes y vicisitudes que pasa la vitamina C en el cuerpo tenemos que ingerirla con los alimentos en cantidades adecuadas. ¿Cuáles son estas cantidades? ¡Vamos verlo!…
¿Cuánta vitamina C necesitamos diariamente?
La cantidad de vitamina C que hemos de tomar diariamente varía según la época de la vida en la que estemos.
Los varones necesitamos más cantidad que las mujeres: unos 75-90 mg/día ellos frente a unos 65-75 mg/día ellas. Con dos excepciones: el embarazo (en el que las necesidades aumentan a 80-85 mg/día) y la lactancia (115-120 mg/día).
De todos modos, para evitar el escorbuto con una dosis diaria de 10 miligramos de vitamina C es suficiente. Y esa dosis se consigue comiendo de forma equilibrada sin problemas.
Una prevención: hemos comentado que los deportistas tienden a tener más oxidación como resultado de una mayor actividad física y un mayor número de reacciones químicas que tienen lugar en su cuerpo. Por eso las personas que hacen deporte, sobre todo deporte de resistencia y de forma muy intensa, han de aumentar la cantidad de vitamina C que ingieren al día.
Estamos hablando de vitamina C que tenemos que comer, pero no comemos vitaminas, sino alimentos.
¿En qué alimentos está esta vitamina C? ¡Vamos a descubrirlos!…
¿Qué alimentos contienen vitamina C?
Los alimentos que contienen vitamina C son principalmente las frutas y las verduras.
Dentro de las frutas, las ácidas como el kiwi, las fresas, las naranjas, tienen un mayor contenido en vitamina C porque ese pH ácido hace más estable a dicha vitamina.
Entre las verduras los pimientos y la coliflor son buenas fuentes de vitamina C.
En los alimentos de origen animal la vitamina C es escasa. Tienen un poco de ella las vísceras: el hígado, el riñón, los sesos.
De todos estos alimentos incorporamos la vitamina C. Pero algunos de ellos no los comemos crudos, sino que los cocinamos.
¿Cómo afectan a la cantidad de vitamina C que obtenemos de los alimentos la forma en que los cocinamos o determinados agentes físicos? ¡Vamos a salir de dudas!…
¿Cómo podemos perder la vitamina C de los alimentos?
No toda la vitamina C que tienen los alimentos entra en nuestro cuerpo. Y con esto no me refiero a lo que ya hemos comentado más arriba de la variación de su absorción intestinal.
No. La vitamina C que contiene un alimento se puede perder por varias causas, con lo que ni siquiera entrará en nuestra boca, aunque comamos ese alimento.
Cuando troceamos mucho o aplastamos los alimentos vegetales que contienen vitamina C ésta se puede perder. ¿Cuál es la causa? Principalmente una enzima, la ácido ascórbico oxidasa que inactiva la vitamina C y que en situación normal está separada de ella. Pero si aplastamos por ejemplo la naranja al hacer zumo, la ácido ascórbico oxidasa se junta con esa vitamina C de la que estaba separada y la inactiva, inutilizándola.
También la luz y el oxígeno no le vienen bien a la vitamina C. Por eso los zumos de naranja que no tomemos recién exprimidos hemos de guardarlos en un sitio oscuro (la nevera) y tapados (en una botella cerrada o en un vaso tapado con un plato de postre colocado encima).
Y sabemos que la vitamina C es hidrosoluble. Con lo que le gusta mucho nadar en agua. Si cocinamos con agua frutas y verduras que tienen vitamina C, ésta se irá con el agua, por ejemplo de la cocción.
Para evitar esto último podemos hacer tres cosas:
- Lo mejor es usar la olla a presión (por ejemplo, para cocinar la coliflor) en vez de la cazuela tradicional, porque la olla a presión utiliza menos agua y aunque cocina a temperaturas elevadas, lo hace durante menos tiempo que en la cocción tradicional.
- También es bueno, si vamos a cocinar en cazuelas normales, usar agua ya hervida previamente en otro recipiente, en vez de poner los alimentos con vitamina C y agua del grifo en la cazuela y esperar a que hierva. Tiene menos tiempo la vitamina C para irse con el agua.
- Y como precaución final, en cocción tradicional en cazuela hay que poner la tapa, para evitar la acción del oxígeno del aire, que ya sabemos que contribuye a inactivar la vitamina C.
Así que ya ve que la vitamina C puede perderse por muchas causas. ¿Qué pasa si, debido a que comemos pocas frutas y verduras o a que las cocinamos y guardamos de forma inadecuada, tenemos carencia de esta vitamina? En el apartado siguiente se lo cuento…
Problemas cuando tenemos poca vitamina C
El mayor problema derivado de una carencia prolongada de vitamina C es la enfermedad del escorbuto, felizmente muy poco frecuente en el mundo desarrollado.
Actualmente sólo se ve en personas que no comen frutas ni verduras, o en personas que abusan del alcohol y de las drogas, siendo el perfil más común el de varones de edad avanzada, con bajo poder adquisitivo, que viven solos o incluso que no tienen hogar.
¿Qué es el escorbuto? Es una enfermedad que se caracteriza por la disminución de la producción de colágeno -que ya hemos visto que necesita a la vitamina C-, lo que trae diversas consecuencias:
- Se caen los dientes
- Los capilares sanguíneos son muy frágiles, con lo que se tiende a sangrar apareciendo derrames y hemorragias, pudiendo incluso desarrollarse una anemia.
- Las heridas tardan mucho en cicatrizar
- Las articulaciones duelen.
- En los niños el crecimiento es anormal, porque los huesos no se forman bien.
Afortunadamente en niños es infrecuente que padezcan escorbuto porque la leche de sus madres es muy rica en vitamina C o las fórmulas infantiles con las que se preparan sus biberones están suplementadas en esta vitamina.
Esto en cuanto al déficit de vitamina C y el escorbuto. Pero ¿tiene alguna consecuencia el exceso de esta vitamina en el cuerpo? ¡Vamos a descubrirlo!…
Problemas cuando tomamos mucha vitamina C
Es muy difícil que tengamos exceso de vitamina C porque ya hemos visto los dos mecanismos que impiden el desarrollo de este exceso:
- La disminución de su absorción a nivel intestinal cuando ingerimos mucha vitamina C
- El aumento de su eliminación renal cuando ha entrado demasiada vitamina C a nuestra sangre.
Por eso sólo se han observado algunos síntomas de sobredosis de vitamina C pero poco frecuentemente:
- Diarreas.
- Hinchazón del abdomen.
- Elevación del ácido úrico, con riesgo de crisis de gota.
- Riesgo de litiasis renal (cálculos renales) por precipitación de cristales de oxalato o del propio ácido úrico.
Con este pequeño riesgo de pasarnos de dosis de vitamina C ya vemos que esta sustancia es muy buena para el funcionamiento del nuestro cuerpo y por tanto para nuestra salud.
Vamos a ver qué efectos beneficiosos concretos tiene la vitamina C en nuestra salud…
¿Qué efectos beneficiosos para la salud tiene la vitamina C?
Ya sabemos mucho acerca de la vitamina C, pero vamos a terminar comentando cinco beneficios que se dice que nos reporta su consumo, a ver si son ciertos o no.
Empecemos por uno muy serio: la prevención del cáncer…
1) Vitamina C y cáncer
¿Tiene algún efecto beneficioso la vitamina C a la hora de disminuir el riesgo de padecer un cáncer? Veamos algunos tipos de tumores malignos, y lo que se ha investigado en ellos:
- En el cáncer de mama hay estudios que sí ven un factor protector en la vitamina C y otros que no. Por lo tanto parece que es buena, pero no hay unanimidad.
- En el cáncer de colon hay más coincidencia en la opinión de que la vitamina C ayuda a proteger frente a su desarrollo. Hay estudios que han visto una disminución del riesgo de cáncer de colon de hasta un 30% tomando 60 miligramos de vitamina C diariamente.
- En el cáncer de estómago parece que puede ser también protectora la vitamina C, ya que su presencia evita que se formen unos compuestos cancerígenos, las nitrosaminas, a partir de unas sustancias químicas, los nitritos, lo cual es muy importante. Además, el efecto antioxidante de la vitamina C también ayuda a disminuir el riesgo de cáncer gástrico.
- En otros cánceres no hay consenso o no se ha estudiado suficientemente el efecto protector de la vitamina C. Se han visto resultados parciales en caso de cánceres de páncreas y de pulmón.
Pero el cáncer no es sólo el tumor. También son sus tratamientos: la cirugía, la quimioterapia, la radioterapia, la hormonoterapia, la inmunoterapia…
En las personas que reciben quimioterapia con fármacos como la doxorrubicina, el cisplatino, la adriamicina, la gemcitabina y el paclitaxel se ha visto que la suplementación simultánea con vitamina C puede aumentar la eficacia de estos tratamientos.
De todos modos huya usted de sensacionalismos del tipo “la vitamina C cura el cáncer”. Son mentira, son pseudociencia y solo le pueden llevar a confusión. La información veraz y científica es importante que no sea sustituida por datos falsos y que no conducen más que a frustración.
Veamos otra enfermedad, menos grave, las cataratas, y descubramos qué efecto puede tener sobre ellas -si tiene alguno- la vitamina C…
2) Vitamina C y cataratas
Sabemos que la vitamina C tiene efecto antioxidante. Y las cataratas tienen que ver mucho con la oxidación de componentes internos del cristalino. Por eso podemos sospechar que tomar alimentos con vitamina C debe ser bueno para retrasar la aparición de las cataratas. ¿Estamos en lo cierto?
Pues sí. Hay estudios epidemiológicos que ponen de manifiesto que tomar más de 300 miligramos de vitamina C al día (2-3 kiwis, 3-4 naranjas) disminuye el riesgo de desarrollar cataratas hasta en un 75%, lo cual no es cuestión baladí.
Muy bien con las cataratas. Veamos si el saber popular que dice que “los cítricos con su vitamina C curan los catarros” es cierto…
3) Vitamina C y resfriado común
Sería ideal que tomando vitamina C desaparecieran de una vez esos molestos catarros invernales, ¿no le parece? Además, siempre se escucha que “para no tener catarro hay que tomar mucha vitamina C”.
Pero por desgracia esto es un mito, no es cierto.
Tomar vitamina C no hace que tengamos menos catarros. Incluso tomando dosis grandes de vitamina C (1 gramo al día), si tenemos que coger un catarro, lo vamos a coger. Por ahí no va su beneficio.
Porque sí que tiene un beneficio. Pequeño, pero lo tiene.
La vitamina C tiene cierta acción antihistamínica. Es decir, hace que las células de nuestras defensas liberen menor cantidad de histamina cuando están guerreando contra los virus causantes del catarro. Debido a este efecto, en algunas personas sí que los catarros van a durar menos y a ser más leves si están tomando vitamina C. Por eso sí compensan los zumos de frutas cuando estamos acatarrados. Y además nos hidratan.
Esta última acción de la vitamina C es importante para el buen funcionamiento de nuestros pulmones. Le cuento…
4) Vitamina C y funcionamiento de los pulmones
Los pulmones son dos esponjas que aumentan de volumen con la inspiración para meter aire dentro del cuerpo y obtener el oxígeno para llevarlo por la sangre, y que disminuyen de volumen con la espiración para eliminar el aire y con él el dióxido de carbono que el cuerpo elimina como producto de sus reacciones químicas.
En el funcionamiento de los pulmones, por la acción antihistamínica que hemos comentado hace un momento, la toma de alimentos con vitamina C mejora este trabajo pulmonar, haciendo que se mueva mejor el aire, que disminuyan los ataques de asma y que se acorte la duración de las infecciones respiratorias.
También la función antioxidante de la vitamina C ayuda a estos beneficios pulmonares.
Una última pregunta: ¿es beneficiosa la vitamina C para la enfermedad cardiovascular? Antes de terminar esta página vamos a descubrirlo…
5) Vitamina C y enfermedad cardiovascular
La enfermedad cardiovascular, la que estrecha los vasos del corazón -provocando anginas de pecho e infartos– y otros vasos del cuerpo, por ejemplo los de la cabeza -provocando ictus– se debe fundamentalmente al proceso de depósito de materiales diversos en las paredes de los vasos: la arteriosclerosis.
El colesterol “malo” es uno de los causantes de esta arteriosclerosis. Y este colesterol “malo” es mucho más malo si se oxida. Por eso la teoría nos haría pensar que una vitamina antioxidante como la vitamina C debería ser beneficiosa para evitar esta oxidación del colesterol “malo” (LDL) y por tanto disminuir la gravedad de la arteriosclerosis.
Pues esa teoría es cierta en el laboratorio, en ensayos in vitro. Pero cuando pasamos al cuerpo vivo, a ensayos en animales, no se obtienen los mismos resultados. Seguramente es debido a que la vitamina C es un antioxidante muy bueno, pero es hidrosoluble, es decir, soluble en agua. Y el colesterol “malo” (LDL) es grasa, por lo tanto la vitamina C no entra dentro de la estructura grasa de estas lipoproteínas de baja densidad (LDL).
Aún así, se ha visto que las personas que toman dietas ricas en vitamina C tienen menos mortalidad por infartos cardíacos, menores niveles de colesterol total y mayores niveles del colesterol “bueno”, el HDL, lo que indudablemente es cardiosaludable. Estas personas toman muchas frutas y verduras, que es lo que deberíamos comer todos para estar más sanos.
Hemos llegado al final. Resumamos brevemente todo lo que hemos visto hasta ahora…
Resumiendo
La vitamina C:
- Es una de las vitaminas hidrosolubles (solubles en agua).
- Tiene efectos antioxidantes beneficiosos para la salud.
- Evita la aparición del escorbuto.
- Podría tener efecto protector frente a algunos cánceres.
- Protege frente a la aparición de cataratas.
- Ayuda a los pulmones a trabajar mejor.
- Es cardiosaludable y hace que a algunas personas los catarros les duren menos.
- Se encuentra de forma abundante en kiwis, fresas, grosellas, naranjas.
- También la obtenemos de la soja fresca, de los pimientos y del zumo de pomelo.